Para escribir un libro que el lector quiera leer, debes crear tensión en la trama. Un personaje que no tiene muchas razones para resolver un problema, gradualmente se volverá poco interesante. A medida que la historia avanza, el lector debe pensar en lo siguiente que debe hacer el personaje para encontrar solución a su problema. Aumentando la tensión, bien sea por fuerzas internas o externas, tu protagonista debe ser interesante y su historia, memorable. INTERESES PERSONALES Los intereses personales del protagonista, son más que solo decir qué es lo que lo motiva. Deben ilustrar el porqué: porqué ese objetivo y la acción que debe ser tomada para ello, importa en un sentido personal y profundo. Y mientras más importe para tu personaje, más importará para el lector también. Cada protagonista tiene un motivo principal para hacer lo que debe hacer, no sería una buena historia sin ello. Motivos externos son fáciles de identificar por las circunstancias de la trama, pero los motivos internos, son los que empujan con mayor fuerza al personaje hacia delante. Por ejemplo en The Help de Kathryn Stockett, el personaje de Eugenia, quiere escribir un libro sobre la vida de las criadas negras en su pueblo natal Jackson, Mississippi, para lo cual, la editora le exige entrevistar al menos una docena de criadas: ese sería el interés externo. Pero su interés interno de dar a conocer la vida de estas mujeres y honrar de alguna manera a la criada negra que la crió, es lo que mueve definitivamente, la trama de la historia. INTERESES ÚLTIMOS Cuando la vida nos pone a prueba, nuestros motivos crecen exponencialmente. Nuestras convicciones más profundas surgen a la superficie. Nos importa aún más. Nos volvemos más determinados que nunca a hacer una diferencia, a persistir, a superar todos los problemas y las dificultades. En el momento de la última prueba, convocamos nuestras creencias más profundas y juramos que nada nos va a detener. El héroe de tu novela también debe ser puesto a prueba al límite de sus convicciones. Por ejemplo, en El Señor de los Anillos de Tolkien, Frodo es puesto a prueba en diversas oportunidades, pero su última apuesta es separarse del grupo y viajar solo a destruir el anillo, el cual, en el útimo instante, casi lo hace perder el control, pero en un momento de suprema convicción, termina de hacer el trabajo para el cual se había postulado desde un principio. INTERESES PÚBLICOS Las cosas pueden ir mal de muchas maneras. Podemos pensar a veces que no puede ir peor de lo que está. Pero sí puede. Esa es la esencia de subir la tensión del relato: haciendo las cosas peor, mostrándonos que hay aún más que perder, prometiendo aún mayores desastres que pueden pasar si el héroe no tiene éxito en su cometido. Aumentar los intereses públicos es fácil en thrillers, novelas de misterios, acción-aventura, ciencia ficción y fantasía. La acción en este tipo de novelas tiene un papel muy importante, muchas veces más aún que el desarrollo de los personajes. Salud y seguridad públicas, generalmente están involucradas. Pero las sagas, novelas históricas, romance y dramas familiares, tienen la apuesta del incremento de la tensión, más difícil de desarrollar. En este caso, el uso de motivaciones públicas, problemas que todos enfrentamos el día a día pero en escala incrementada, aumenta la tensión de la historia. Los problemas diarios se presentan en un manera ordinaria, cotidiana, problemas que cualquier puede tener en cualquier día y que no tienen el poder de resonar dentro de nosotros y recordarnos de la eterna lucha de la humanidad. Pero cuando el problema se eleva de magnitud lo suficiente, el problema del protagonista se convierte en nuestro problema también. Por ejemplo, sabemos que la violencia existe y está allí, presente, día tras día, pero cuando a nuestro protagonista lo enfrentamos a la violencia propia o de un allegado, el problema de la violencia que es público, se vuelve personal, y así lo verá el lector, incrementando la motivación del personaje a terminar con la violencia en su vida. Las apuestas del personaje de ficción son importantes, porque crean tensión. La felicidad del protagonista, quizás hasta su vida, depende del resultado. Si las apuestas son bajas, la tensión se debilitará. Las apuestas muchas veces están ligadas a su conflicto interno, normalmente en estas situaciones, la linea de la historia lo fuerza a reconsiderar sus creencias y valores. Hay algunas herramientas que pueden ser utilizadas para introducir y manipular a tensión de la historia. Aquí algunas: 1. CAMBIO: El cambio es igual a la acción.Una novela es una secuencia de cambios y transformaciones que sufre el protagonista. A medida que la historia progresa, es amenazado cada vez más por las situaciones que se presentan. Cuando un personaje es amenazado por un cambio, normalmente reacciona mal o con desesperación, creando más tensión a cambio. El cambio llega cuando nuevos lugares, personajes o circunstancias, son introducidas, y situaciones del pasado invaden el presente. Por supuesto las historias también pueden envolver cambios en el mundo interior del protagonista que lo fuerzan a confrontar sus debilidades y miedos. Los mejores cambios dejan al protagonista fuera de balance y tratando de volver a su centro, lo cual no sucede por completo. Puede ser de ayuda el crear una lista de posibles cambios que planeas infligir a tu protagonista. A medida que avanza la historia, pregúntate qué es lo peor que le puede pasar a tu protagonista, y recréalo. 2. GIROS: Las historias están construidas alrededor de una serie de sorpresas y giros de la trama. Lo inesperado inestabiliza al lector, mantiene la historia de decaer y le da una serie de picos que le inyectan tensión y mantienen el interés del lector. Cuando insertas estos mini shocks, introduces tensión de manera natural. El lector se mantiene involucrado porque piensa sobre las ramificaciones de estas sorpresas. Pero algunas historias no están estructuradas alrededor de las sorpresas, sino que ofrecen un sutil despliegue de situaciones y otras, tienen sus finales revelados desde el inicio y desde allí, la trama se complica explicando como se llegó a ese final. En estos casos, la tensión debe venir de dentro del personaje, de motivaciones que lo empujen a actuar de ciertas maneras. 3. DIÁLOGOS: Para producir tensión, el diálogo no puede ser una conversación simple, sino una lucha de poder que demanda que la otra persona pierda. Está llena de emociones que fluyen debajo de las palabras pero que no se dicen y una subtrama que crea tensión. El diálogo es una fuente natural de conflicto y puede estar lleno de argumentos, quejas, negativas y juegos mentales. El diálogo que genera tensión es una versión más intensa del diálogo real. Está lleno de frases cortas, fragmentos y espacios en blanco. Si tu diálogo está comentando eventos que ya pasaron o comentando eventos que van a pasar en vez de mostrarlos, la tensión se diluye en vez de incrementarse. Si tu diálogo se extiende por páginas sin pausa, destruirá la tensión, no importa la materia que se discuta. Si tu diálogo contiene ñoñerías, comentarios del clima, saludos, felicitaciones y otras cosas por el estilo, también destruirá la tensión. Cambia discusiones por confrontaciones, argumentos y malos entendidos. 4. REVELACIONES: Toda la ficción involucra revelaciones. Cuando un lector conoce tu protagonista, no sabrá nada sobre él. La experiencia es parecida a conocer un extraño en una fiesta. No sabes nada de él. Pero a medida que el lector se interna en el libro, comienza a conocer sus características de personalidad dominante y será capaz de formarse una opinión basado en sus diálogos, pensamientos y acciones. Con cada página, el lector conoce sus debilidades, sus miedos, sus fortalezas, sus deseos y el concepto que tiene de sí mismo, sus influencias del pasado y sobre todo, sus secretos. Y a medida que cada detalle, cada secreto, es expuesto, la tensión se incrementa y el interés del lector por tu libro. Los personajes más interesantes tienen secretos o alguna intriga que no quieren que las demás personas conozcan. El punto es, que los personajes perfectos son aburridos y disminuyen la tensión de la trama. Los personajes deben tener necesidades emocionales, heridas internas que necesitan sanar para cambiar. No te sientas mal por hacerle la vida difícil a tu personaje. A veces queremos tanto a nuestros propios personajes que no les queremos hacer daño, pero sabemos en nuestro interior que tiene que hacerse para poder incrementar la tensión de la historia y mantener al lector atrapado en ella. Recuerda que le estarás haciendo una injusticia a tu historia y tu personaje si no lo escribes. ¡Sigue adelante! OTROS LINKS QUE TE PUEDEN INTERESAR
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