En la ficción, el ambiente vive desde las primeras páginas. Los lugares no sólo se sienten muy reales sino que son dinámicos. Cambian. Y afectan a los personajes de la historia. Se convierten en metáforas; inclusive actores dentro de la trama. El ambiente puede ser un elemento poderoso en tu novela si lo sabes representar, ¿pero cómo lograrlo? Debes ir más allá de la mera descripción de objetos y cosas, más allá de la comida común, descubriendo los elementos que son únicos para tus personajes, integrándolos en una verdadera experiencia. Aquí te dejo algunos tips. 1. INTEGRA DETALLES Y EMOCIONES: Es la combinación de los detalles del ambiente en el que se encuentra el personaje, bien sea una habitación, una casa de veraneo, un parque o una plaza; y las emociones que siente el personaje al tocar la tela de una silla, el frío del cristal de la ventana, el sabor de la sal en los labios frente a la playa, recordando quizás la madre desaparecida, el hijo que espera, el padre agresivo. Ambos, detalles y emociones, hacen del ambiente un lugar vivo, especialmente por la manera en que el personaje vive la experiencia del lugar. 2. MIDE EL CAMBIO A TRAVÉS DEL TIEMPO: Hay otra manera de darle vida al ambiente y es medir el cambio de un lugar a través del tiempo. Claro que hay lugares que no cambian mucho, pero las personas que lo observan sí, y eso cambia la manera como se ve el lugar. 3. HAZ LA HISTORIA PERSONAL: Los novelistas de ficción histórica, siempre están pensando que hace que el período que narran en sus novelas, sea distinto a la actualidad. Investigan sin descanso esos detalles. Pero ¿cuáles detalles? Eso va a depender de tus personajes, ya que crear un sentido del tiempo, primero requiere filtrar el mundo a través de los ojos de tu personaje. Por ejemplo en El Príncipe y el Mendigo de Twain, el mendigo (John Canty) y el príncipe (Eduardo Tudor) tienen diferentes visiones de un mismo lugar, el Londres de 1547 y a medida que cada uno descubre el otro Londres, va cambiando el ambiente para ambos, ya que cada uno lo mira desde su propia perspectiva. 4. UTILIZA MARCADORES SENSORIALES: Nuestro cerebro responde con intensidad a las palabras que leemos en las páginas, especialmente las palabras que describen sensaciones. ¿Quién no se ha reído en voz alta o derramado lágrimas leyendo? ¿Cuántos de nosotros ha sentido su corazón paralizarse leyendo una escena de violencia o terror? Sí, las palabras pueden afectar tu cerebro, y el cerebro puede afectar el cuerpo, poderosamente. Como escritores, mientras más atrapemos al lector en mente, cuerpo y alma, más exitosos seremos. Desafortunadamente normalmente estamos tan absortos en escribir el desarrollo de la narración de la trama, acción y diálogo, que muchas veces olvidamos los sentidos. Es por esto que el marcador sensorial te ayudará a darla forma a las escenas que afectan a tus personajes. ¿Cuáles son estos marcadores sensoriales? a. VISTA: La vista es el sentido cardinal. Tanto así que las expresiones en las que usamos la visión, dominan nuestras figuras de habla. Decimos cosas como: “Punto de vista”, aún cuando me estoy refiriendo a la percepción del personaje. Decimos “Ya veo lo que quieres decir”. Para mejorar este aspecto de tu narrativa y darle forma a los “visuales” tienes que: ser específico. Por ejemplo “El sol es un láser gigante”; comparar: “El sol se sentó en el horizonte como un fiero cíclope”; Agrega un detalle que puede llevar la escena de mundana a interesante: Por ejemplo en vez de decir “El corredor terminó abruptamente”, dí “Un honorable mural del dos veces acusado Alcalde, entregando libros a los niños, finalizaba el corredor”. b. SONIDO: El mundo moderno nos abruma con tantos sonidos que muchas veces nos quedamos entumecidos y desconectados. Para mejorar el audio de tus descripciones puedes superponer los sonidos de la acción de la historia: Por ejemplo: “La tormenta se superponía sobre los disparos que atenuaban los chirridos del megáfono del Teniente que finalmente, disipaban los gritos de los asesinados; Selecciona un sonido para describir y mostrar como contribuye a ambientar la escena: “la lectura de la poesía de Pedro se interrumpía constantemente por el chirrido de la máquina de café expreso. Por último, si vas a representar un sonido onomatopéyico, desafía tu imaginación. Por ejemplo, si vas a decir que la pelota rebotaba en vez de decir: rebota, rebota, rebota, puedes decir: Kompf, Kompf, Kompf, ó pak, pak, pak. c. TACTO: Haz que tus personajes sientan el mundo a través del tacto. Usa toda la anatomía de tus personajes: Déjalos que sientan el ambiente a través de su piel, sus músculos, sus huesos. Por ejemplo: “Después de una hora caminando bajo el ardiente sol de Coro, mis hombros comenzaron a derretirse”. Deja que la acción sugiera un sentimiento: “Sintió el cansancio del caballo en sus piernas y sus rodillas, y de mala gana, regresó a casa”. Usa las sensaciones más allá de lo obvio: “El examen siguió por otra hora más. Para ese momento, su espalda le dolía justo por encima del cinturón, como si un pequeño demonio hubiera arado un surco a través de ella” d. OLOR: Se ha reportado que el olor es el sentido más ligado a la memoria. Es decir, que el olor puede atravesar el continuo del espacio-tiempo mejor que el sonido, la vista o los sentimientos. En los cambios de escena, el aire siempre huele diferente: “El plato de rollos de canela llenaba la habitación con cálidas especias y felicidad”. Sé conciso cuando lo necesites. Algunos aromas no son agradables de describir: “El detective pisó un charco agrio de vómito”; Explora lo inusual. Deja que las cosas que no parecen ser muy fragantes, sugieran olores. Por ejemplo: “Guácala –dijo Carolina- arrugando su nariz”. Ofrece un bouquet. Los aromas se pueden superponer así como los sonidos y los sabores: “De alguna manera, no había nada mejor que el aroma de una habitación llena de libros, la fragancia de cuero viejo con el pequeño toque de moho y el cálido aroma del café, arropaban la estancia”. Usa olores para sugerir estados de ánimo o premoniciones: “Tan pronto como Luis comenzó a hablar sobre la deuda de Carlos, olí una oportunidad”. O “Algo me huele mal con este trato”. e. SABOR: Es probablemente el sentido que cambie más en ficción. ¿Qué tan seguido están tus personajes comiendo y bebiendo, comparado con hablando y actuando? Para mejorar este sentido, muestra a tus personajes disfrutando o sufriendo los sabores del día: “Verano siempre ha sabido a sal y cotufas para mí”. Toma tu tiempo con los detalles: “Saboreó el gorgonzola, dejándolo derretirse en un cremoso, salado y picante cielo en su lengua”. Recuerda las cosas que no son comida de la vida: también existe el tabaco, el chicle, la crema dental y más. Los marcadores sensoriales pueden también desarrollar personajes. Por ejemplo, un personaje puede apreciar algo en detalle, demostrando sensibilidad. Puede ser adicta al arroz chino, necesitar sesiones de masaje para poder caminar, y así. Pero la joya de la corona de la descripción es cuando tus marcadores sensoriales sirven para hacer avanzar la trama de la historia. Los lectores aman a los escritores que llevan los mundos que tienen en la cabeza, a la vida, a través de las palabras. ¡Sigue adelante! OTROS LINKS QUE TE PUEDEN INTERESAR
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